Durante veinte años latió en nuestro corazón crear una escuela de música, para transmitir valores indispensables en esta área.
Dios nos concedió el privilegio de abrir la primera escuela de la Unión de las Asambleas de Dios en el IBRP, por su gracia el primer año se inscribieron casi un centenar de estudiantes, y cada año Dios nos sorprende con la llegada de músicos sedientos del espíritu.
En el transcurso del primer año de estudios ya recibimos los testimonios y el agradecimiento de decenas de iglesias y pastores que por hallarse aislados de modelos positivos habían estancado su liturgia; estaban felices de ver una adoración renovada en sus congregaciones. Dios nos proveyó de profesores con corazones generosos y dedicados a los estudiantes, para compartir sus conocimientos técnicos, pero también dispuestos a detener una clase y orar con ellos, siendo ejemplo de la verdadera adoración.